El deporte tiene múltiples beneficios tanto físicos como mentales. Sin embargo, un aspecto poco conocido, en especial sobre los deportes de contacto, es el daño que puede provocarse a nivel cerebral.
Lesiones derivadas de por ejemplo los puñetazos en el boxeo o los placajes en el futbol americano, pueden generar daños a nivel neuronal que provocan deterioro cognitivo, inestabilidad emocional y problemas motrices.
La Encefalopatía Traumática Crónica, antiguamente llamada demencia pugilística o “punch drunk syndrome”, es una enfermedad neurodegenerativa, producida principalmente por sufrir traumatismos craneales reiterados. Este síndrome se ha relacionado con muchos deportes de contacto, como el boxeo, el fútbol americano, el hockey y artes marciales, aunque también se ha visto en víctimas de violencia doméstica y supervivientes de explosiones, como personal militar.
Afecta al cerebro, ocasionando varios síntomas a nivel cognitivo, psicomotriz y en el estado anímico. Pese a la gravedad de sus síntomas, que implica problemas de planificación, fallos de memoria, lentitud de movimientos y cambios de humor bruscos, estos no empiezan a aparecer hasta pasados varios años desde que se sufrieran las lesiones, siendo este su principal problema.
La Encefalopatía Traumática Crónica no puede ser diagnosticada en vida, a excepción de los casos poco frecuentes de individuos con exposiciones de alto riesgo. Esta enfermedad neurológica todavía se está estudiando y no se conoce su frecuencia exacta en la población, además de que las causas pueden ser múltiples. No hay cura conocida para la encefalopatía traumática crónica.
Sintomatología
Si bien se han relacionado varios síntomas con la Encefalopatía Traumática Crónica, cabe decir que el hecho de que solo pueda ser diagnosticada post-mortem hace que, realmente, no se tengan muy claros cuáles son todos sus síntomas.
Se ha visto que las personas quienes han ejercido profesiones en las que estaban presentes los reiterados golpes en la cabeza manifiestan, al cabo de unos cuantos años, los siguientes problemas.
- Deterioro cognitivo: problemas para pensar.
- Conducta impulsiva y abuso de sustancias.
- Inestabilidad emocional: depresión, ira, cambios bruscos de humor.
- Agresividad, tanto física como verbal.
- Pérdida de memoria a corto plazo, especialmente la relacionada con tareas diarias.