El segundo debate presidencial, que se canceló luego de que Trump se negara a participar de forma virtual tras contraer coronavirus, se convirtió en sendos foros con votantes celebrados a la misma hora y transmitidos en canales rivales de televisión.
- Y cada uno de los programas no pudo ser más diferente: la calma frente a la tormenta, la parsimonia frente al ímpetu, la discusión moderada frente a las interrupciones y los tonos subidos.
De un lado, el presidente Donald Trump, en Miami, vivió una acalorada noche en la que fue presionado por votantes y por la moderadora Savannah Guthrie sobre su respuesta al coronavirus, el supremacismo blanco, sus impuestos, la teoría de conspiración QAnon o sus planes para una alternativa al programa de seguro de salud Obamacare.
El demócrata Joe Biden, desde Filadelfia, en un tono calmado y apacible, mostró su arrepentimiento por haber participado hace décadas en un proyecto de ley contra el crimen por el que ha sido duramente criticado y prometió que antes de las elecciones dejará en claro su plan sobre la posibilidad de expandir la Corte Suprema estadounidense.
- Los foros paralelos generaron enfrentamientos y cuestionamientos incluso antes de su realización dado que NBC, la cadena donde Trump realizó su foro, decidió programarlo a la misma hora y fecha en que Biden había anunciado el suyo en la cadena rival ABC.
Muchos medios locales cuestionaron que la decisión afectaría al público estadounidense y dificultaría que se informase de forma oportuna, pero también fue visto como una “guerra de audiencias” no solo entre televisoras rivales, sino también entre los seguidores de ambos candidatos.