Herpes labial otra consecuencia del estrés
El herpes por estrés es una condición común, un hecho que nos demuestra una vez más cómo nuestras emociones modifican y alteran la salud y el equilibrio orgánico.
Sabemos que nada es tan habitual como el clásico herpes simple (VHS-1), esa infección vírica que una vez aparece siempre permanece latente. Es suficiente con tener un poco de fiebre o pasar por unos días de decaimiento o tensión mental para que aparezcan esas pequeñas, pero molestas úlceras. Ahora bien, hay otros tipos de herpes que pueden aparecer junto al estrés, la ansiedad o la depresión.
Hay investigaciones que nos hablan también sobre el impacto del herpes zóster (erupción cutánea vesicante y dolorosa similar a la varicela) o el herpes genital en personas con algún trastorno del estado de ánimo. Todo ello hace que sea indispensable profundizar mucho más en esa relación entre el sistema inmunitario y los trastornos emocionales.
Causas y tratamiento
Los virus del herpes son más complejos de lo que podamos pensar. Tienen como peculiaridad esconder su genoma, por lo que es común que permanezca latente de por vida, es por ello que suele aparecer cuando menos lo esperamos. A veces durante un resfriado, durante el síndrome premenstrual, cuando tomamos mucho el sol o bien en períodos de estrés y ansiedad.
Estudios como los realizados en la Universidad de Helsinki señalan que esto podría ser peligroso en algunos casos. Hay diversos tipos de herpes y algunos son oncogénicos. El herpes simplex tipo 2, que se manifiesta en la zona genital, puede cursar en ocasiones con el cáncer de útero.
Desaparecer el herpes resulta casi imposible y, de algún modo, acabamos acostumbrándonos a su reaparición cuando estamos enfermos, cuando tenemos las defensas bajas o sufrimos algún trastorno emocional. Por tanto, lo más decisivo es atender en primer lugar a la salud física.



