En las últimas décadas, ante la inversión de bienes raíces, la llegada de múltiples negocios y locales, y el incremento en las rentas, ha forzado a los antiguos habitantes a buscar vivienda en otras zonas.
El desplazamiento en búsqueda de rentas más accesibles ante el encarecimiento de servicios en determinadas partes de la ciudad, se le conoce como gentrificación, término que fue acuñado por la socióloga Ruth Glass en 1964 cuya raíz etimológica proviene de gentry, la clase rentista británica que corresponde con la clase media-alta que puede pagar las rentas de las casas renovadas de barrios populares.
La gentrificación es un fenómeno urbano que ha dividido la opinión de geógrafos, urbanistas y sociólogos. Algunos argumentan que, con la llegada de nuevos comercios o proyectos inmobiliarios en determinados puntos de la ciudad, el crimen disminuye y las oportunidades laborales aumentan. Sin embargo, cabe preguntarse ¿quiénes resultan beneficiados? ¿Las condiciones de trabajo son mejores que antes del nuevo desarrollo inmobiliario? ¿La vida cotidiana se encarece ante la llegada de nuevos locales y su nueva afluencia?
La gentrificación es un fenómeno inherentemente ligado a cuestiones de clase social y raza, el desplazamiento de la clase trabajadora es un ejemplo de las desigualdades socio-espaciales. Pese a que éste fenómeno se ha empezado a discutir en las últimas décadas en los círculos académicos y las manifestaciones en contra de los proyectos gentrificadores son aún más recientes, la gentrificación es un suceso histórico.
Uno de los primeros grandes proyectos de renovación urbana fue el del centro de París en el siglo XIX. Georges-Eugène Haussmann fue el encargado de reformar el centro de París por encargo de Napoleón III y en 1850 trazó nuevas vías y bulevares, amplió las avenidas con el propósito de “airear, unificar y embellecer” la capital francesa. El proyecto de regeneración estaba orientado para que la burguesía disfrutara del centro de la ciudad, por lo que se construyeron negocios para fomentar el disfrute y concentración de la burguesía y escaparates que serían los precursores de los centros comerciales. No obstante, la modernización implicó la destrucción de los edificios antiguos medievales y el desplazamiento de las personas pobres a las periferias de la ciudad.
El geógrafo urbano Neil Smith, conocido como el “gurú de la gentrificación”, puso desde 1996 a sobre la mesa el debate que suscita la gentrificación. En su libro “La nueva frontera urbana” señalaba la tendencia de las personas que poseen el capital para elegir dónde vivir, eligen vivir en las partes viejas de las ciudades capitales.
Las ciudades occidentales han instrumentalizado la cultura como una forma de desarrollar lo que Richard Florida le llama las “economías creativas” (2002). En este sentido, resultaría ingenuo negar la complicidad del sector cultural que ha tenido en la gentrificación, quien ha sido o es agente voluntario e involuntario de la gentrificación, pese que el sector cultural mismo no esté exento de las precariedades del neoliberalismo disfrazado de “freelance”, la llegada de galerías de arte, cafés y librerías con tendencias artísticas
Uno de los ejemplos de gentrificación más reciente en la CDMX fue el cierre del Café Trevi, un icónico restaurante en la Alameda Central, que tras 65 años de servicio se vio obligado a cerrar, dado que el edificio fue comprado por una inmobiliaria para hacer un espacio de “coworking”. Otros locales como el “Café de Enmedio” y “Tortas Robles” también fueron desalojados. Después de 2 años de litigio, los vecinos unidos consiguieron -al menos- una indemnización.
