En la bulliciosa ciudad de Peshawar, en el norte de Pakistán, un hombre con pajarita, sombrero hongo y un bastón se desliza de manera extravagante entre el tráfico intenso, evitando por poco rickshaws, motocicletas y autobuses en una escena que recuerda a una película muda de la década de 1920.
Usman Khan, de 28 años, solía vender juguetes para niños en un puesto de carretera, pero durante la pandemia del Covid-19 se transformó en Charlie Chaplin, un siglo después de que el comediante silencioso se lanzara a la fama mundial con sus payasadas.
Khan se pone el traje familiar del personaje “El vagabundo” de Chaplin, con un bigote falso y un poco delineador de ojos. Sale a la calle, a menudo acompañado por amigos que lo filman, con la esperanza de traer un poco de alegría en tiempos tristes.
Su Chaplin visita un gimnasio para interrumpir un partido de ping-pong, intentando golpear la pelota con su bastón, y provoca la ira de los comerciantes mientras da vuelta a sus mercancías, acercándose a meterse en problemas, como solía hacer su homónimo en sus películas. Pero también atrae la risa de los niños que se reúnen a su alrededor después de que posa en las escaleras en un vecindario local.
Hacer sonreír a la gente con la comedia muda, ganar el corazón de la gente, es una tarea difícil”, dijo Khan.
En solo dos meses, ha ganado más de 800 mil seguidores en la plataforma de redes sociales Tik Tok, personas, dice, de todo el mundo que encuentran en su comedia un respiro de la pandemia y el distanciamiento social.
Khan espera que los productores de cine y televisión también lo noten, y dice que si alguna vez se hiciera rico, compartiría sus ganancias con los pobres.
El acto también es un breve escape para Khan, quien, como el Chaplin en la vida real antes de que saltara a la fama en Hollywood, proviene de una familia empobrecida. Los juguetes Hawking no aportan lo suficiente para cubrir los gastos diarios, dice.
Cuando salgo de mi casa, cierro la puerta a mis propios problemas y busco llevar felicidad a los demás”.
