El gobierno de los Estados Unidos publicó su más reciente plan de estrategia de seguridad nacional con el que busca revivir la Doctrina Monroe, una política exterior, establecida en 1823, que plantea la no intervención de potencias europeas en los asuntos de Washington.
Ahora, el presidente Donald Trump quiere aplicarla bajo sus propios criterios en pleno siglo 21 para consolidar su liderazgo y hegemonía frente al mundo.
En el documento de 33 páginas, el país de las barras y estrellas plantea que buscará el acceso a recursos y ubicaciones estratégicas en América Latina.
Para que los países, dice, sean “razonablemente estables y bien gobernados para prevenir y desalentar la migración masiva” hacia su territorio.
Según la estrategia, negará a competidores externos al continente que posicionan sus fuerzas y otras capacidades de amenaza, además, evitaría que posean o controlen activos estratégicos.
Además, propone para la región un “reajuste” de la presencia militar estadounidense para enfrentar dichas “amenazas urgentes y asegurar la frontera y derrotar a cárteles, incluyendo el uso de fuerza letal cuando sea necesario“.
El plan expone también planteamientos para otras regiones del mundo.
En Asia, describe a China como un competidor económico importante con el que buscan equilibrar su relación, e insta a Japón y Corea del Sur a contribuir en la defensa de Taiwán.
Para Medio Oriente, el documento dicta que Estados Unidos no dependerá tanto del petróleo del Golfo Pérsico y señala el debilitamiento de Irán, sin mencionar a Israel, país al que ha apoyado abiertamente.
De ponerse en marcha, esta estrategia podría establecer un nuevo curso en las relaciones de EUA y el mundo.
