Rusia desplegó el mayor número de fuerzas militares de los últimos años en la frontera con Ucrania, lo que puso en alerta a las naciones occidentales.
Los analistas coinciden en que Moscú busca cualquier excusa para invadir y hacer efectiva la anexión de Crimea.
También señalan que Rusia quiere mantener la hegemonía territorial, al considerar a Ucrania más como parte de su territorio, que como estado independiente.
El conflicto no es nuevo.
En 2014 Rusia se anexó Crimea y apoyó el conflicto en la región del Donbás entre el ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos, lo que dejó más de 14 mil muertos y cientos de desplazados.
El año siguiente se firmaron los acuerdos de Minsk, bajo la negociación de Alemania y Francia, en los que pactaron un alto al fuego.
Sin embargo, los enfrentamientos continuaron y para marzo de 2021 los ataques de los separatistas prorrusos se intensificaron. Desde entonces, Rusia aumentó su despliegue militar hasta superar los 100 mil soldados en la frontera.
El Kremlin ha negado en varias ocasiones su intención de invadir Ucrania, aunque planteó varias condiciones para replegarse: que ese país no se adhiera a la OTAN, que la alianza atlántica no se siga expandiendo hacia Europa del Este y que ponga fin a su actividad militar en Polonia y las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania.
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