Además de la elección presidencial, el próximo 3 de noviembre se renueva un tercio del Senado de Estados Unidos y la totalidad de la Cámara de Representes.
Es decir, 470 asientos en el Congreso, 35 del Senado y los 435 escaños de la Cámara de Representantes están en juego en las próximas elecciones.
El gobierno estadounidense está diseñado conforme a la división tripartita de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que es la base de su sistema de controles y balances.
En cuanto a los estados, cada uno cuenta con una constitución propia, división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y un amplio margen de autonomía política y administrativa.
El Poder Ejecutivo está encabezado por el presidente de los Estados Unidos de América, electo cada cuatro años, y junto con el titular del Ejecutivo se elige al vicepresidente, quien actúa como su sustituto en caso de ausencia por remoción, muerte o renuncia.
Una de las funciones del vicepresidente es la de ser presidente del Senado o Cámara alta, aunque sin posibilidad de voto, salvo en caso de empate.
- El Congreso
La Unión Americana cuenta con un Poder Legislativo bicameral, compuesto por el Senado, o Cámara alta, y por la Casa de Representantes, o Cámara baja.
La Cámara alta está integrada por cien miembros electos por los estados, para un mandato de seis años, y pueden ser reelectos de forma ilimitada. Cada estado elige dos representantes al Senado y éste se renueva por tercios.
La Cámara baja cuenta con 435 miembros electos mediante sufragio universal. Para ello, el país se divide en igual número de distritos electorales conforme a un criterio poblacional.
La Cámara baja se renueva en su totalidad cada dos años, a menos que existan bajas de algunos de sus miembros, en cuyo caso se pueden presentar elecciones especiales para cubrir las vacantes conocidas como by-elections.
También tienen la posibilidad de reelección ilimitada.
Para cumplir con sus atribuciones, ambas cámaras se dividen en comités responsables de analizar y aprobar las iniciativas y propuestas relativas a su especialidad, antes de ser llevadas al pleno de la Cámara respectiva.
En cuanto a la aprobación de las leyes, se requiere que la iniciativa correspondiente sea discutida y aprobada en el pleno de ambas cámaras para ser promulgada, o vetada, por el titular del Ejecutivo.
Respecto a las enmiendas constitucionales, se requiere el voto aprobatorio de una mayoría calificada de dos terceras partes de los miembros de cada cámara del Congreso, así como su ratificación por una mayoría de tres cuartas partes de las legislaturas locales.
- Sistema electoral
Para las elecciones para la Cámara baja, Estados Unidos utiliza el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales, es decir, triunfa aquel candidato con la mayoría de votos en su respectivo distrito electoral, sin que exista forma alguna de elección por representación proporcional.
Existen 435 distritos electorales, que responden al doble criterio de un representante por cada 500 mil habitantes y por lo menos un representante por estado.
Las elecciones para renovar a la Cámara de Representantes se realizan cada dos años, el primer martes de noviembre de los años pares.
Por su parte, el Senado, integrado por dos miembros de cada estado de la Federación (cien en total), se renueva por tercios cada dos años. Las elecciones se llevan a cabo en la misma fecha que las de la Cámara baja, también bajo el principio de mayoría.
- Colegio Electoral
Durante el Congreso Constituyente hubo una discusión sobre el método para la selección del titular del Poder Ejecutivo. Alexander Hamilton advirtió la importancia de dar la menor oportunidad posible al tumulto y al desorden.
La selección del presidente por el Congreso invitaría a la intriga y a la corrupción, mientras que la elección directa podría exponer el proceso a los vaivenes de la emoción de las masas.
Hamilton propuso que la elección del presidente debía hacerse por un número reducido de individuos electos por los ciudadanos, y este cuerpo de electores sería mucho menos vulnerable a la agitación y los movimientos violentos.
Este fue el origen del voto indirecto para elegir al presidente de Estados Unidos, que se aplicó desde la primera votación en la historia de ese país.
Así, los ciudadanos votan para elegir a los delegados del Colegio Electoral, y éste es, a su vez, es el órgano encargado de designar por el voto mayoritario de sus miembros al presidente.
El Colegio Electoral se conforma por electores de cada estado, con un número igual al total de representantes de cada estado al Congreso de la Unión, es decir, la suma entre diputados (representantes) y senadores.
A partir de 1965 se aprobó la enmienda 23 a la Constitución, en virtud de la cual el Distrito de Columbia (Washington, D.C.) cuenta con tres delegados al Colegio Electoral aunque, es importante aclarar, no cuenta ni con senadores ni con representante en el Congreso.
Los estados con mayor número de votos en el Colegio Electoral son California (54), Nueva York (33), Texas (32), Pennsylvania (23) e Illinois (22); mientras que Alaska, Delaware, el Distrito de Columbia, Montana, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Vermont y Wyoming cuentan con sólo tres votos electorales cada uno.
En la actualidad se eligen 538 miembros al Colegio Electoral.
Así, los ciudadanos de cada uno de los estados y del Distrito de Columbia eligen a una planilla de electores que estén comprometidos con alguno de los distintos candidatos a la presidencia.
En la gran mayoría de los estados el candidato que obtenga mayor número de votos se lleva la totalidad de la planilla, mientras que en los estados de Nebraska y Maine se dispone que el partido que obtenga el mayor número de votos habrá de contar con dos delegados al Colegio Electoral, en tanto que los demás se definirán de acuerdo con los resultados en cada uno de los distritos electorales.
El resultado de este sistema de elección hace que el voto popular pase a un segundo plano.
En teoría, es perfectamente posible que un candidato obtenga la presidencia con menos votos que alguno de sus contrincantes.
Sin embargo, casi siempre el candidato triunfador ha gozado del apoyo de la mayoría de la población, como ha sido el caso en todos los comicios presidenciales de este siglo.
Aunque el porcentaje del voto popular pocas veces coincide con el resultado en el Colegio Electoral.
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