Del mismo modo que Shakespeare y Cervantes representan la expresión más acabada del inglés y el español, decir francés es decir “la lengua de Molière”, el hombre que perfeccionó el arte de la comedia zumbona en ese idioma para tener alcance universal.
Es cierto, como decía Harold Bloom, que no faltan otras voces para competir por semejante status, como su contemporáneo Racine, el otro gran autor galo del siglo XVII, pero son pocos los que alcanzaron la universalidad de Molière, cuyas obras cuentan con el privilegio de haber sido traducidas a múltiples idiomas y representadas a lo largo y lo ancho del planeta.
A través de una treintena de piezas en verso y prosa donde se lucen la sátira y la observación crítica de las costumbres de su época, retrató con impecable precisión una serie de perennes arquetipos humanos.
Este 15 de enero, el autor de “El avaro” llegó al número redondo de los 400 años como aniversario de su nacimiento, si bien se estima que habría nacido uno o dos días antes.
Su acta de bautismo, recién hallada en 1820, estableció esta fecha que el mundo celebra.
Por supuesto, en Francia, la conmemoración es una cuestión nacional, con representaciones teatrales, conferencias y actos que se extenderán a lo largo de 2022.
También así será en otros países de Europa y en Estados Unidos, aunque con un perfil discreto dadas las prevenciones sanitarias ante la pandemia.
La temporada “Molière de la Comedia Francesa”, fundada por Luis XIV siete años después de la muerte del comediante a partir de la que había sido su compañía, arranca el sábado con una reconstrucción de la representación original de “Tartufo” o “El impostor”, que solo fue interpretada una vez antes de sufrir una fuerte censura en su momento.

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