Desde pequeñas compañías locales hasta poderosos consorcios globales asentados en Estados Unidos le venden gas natural a México.
En un negocio que implica miles de millones de dólares están implicadas las poderosas Shell y Sempra Energy, así como las texanas Cheniere Energy, Trans Texans Corporation y Vision Oil and Gas, entre al menos una treintena de firmas exportadoras situadas estratégicamente apenas cruzando nuestra frontera al norte.
De acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad, México importa gas natural desde 21 puntos de las zonas sur y oeste de Estados Unidos, quince de ellos en Texas, el resto proviene de Arizona y California.
El país tiene una capacidad contratada reservada en la frontera con la Unión Americana equivalente a más de once mil millones de pies cúbicos diarios, aunque la infraestructura vigente únicamente puede transportar ocho mil 203 millones.
De esa cantidad, la mitad son importaciones del sur estadounidense por los ductos transfronterizos. Cerca de mil 500 millones de pies cúbicos diarios de gas natural son importados por la CFE para generar electricidad.
Los restantes 2 mil 500 millones de pies cúbicos restantes son importaciones de Mex Gas Supply, subsidiaria de PEMEX, British Petroleum, Shell, Grupo Alfa, Engie y otras quince empresas en menor proporción.
De hecho, el 70% de las importaciones que realiza la CFE están atadas a contratos de largo plazo. El restante 30% son compras en el mercado spot estadounidense, donde los precios dieron un salto inédito, al pasar de 2.5 dólares por millón de btu’s, que es la medida estándar, a 300 dólares y más, según el proveedor.
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